VII EL LOCO
Vestido de luto, con mi barba nazarena y mi breve sombrero negro, debo cobrar un extraño aspecto cabalgando en la blandura gris de Platero
Cuando, yendo a las viñas, cruzo las últimas calles, blancas de cal con sol, los chiquillos gitanos, aceitosos y peludos, fuera de los harapos verdes, rojos y amarillos, las tensas barrigas tostadas, corren detrás de nosotros, chillando largamente:
-¡El loco! ¡El loco! ¡El loco!
...Delante está el campo, ya verde. Frente al cielo inmenso y puro, de un incendiado añil, mis ojos -¡tan lejos de mis oídos!- se abren notablemente, recibiendo en su calma esa placidez sin nombre, esa serenidad armoniosa y divina que vive en el sinfín del horizonte...
Y quedan, allá lejos, por las altas eras, unos agudos gritos, velados finamente, entrecortados, jadeantes, aburridos;
-¡El lo ...co! ¡El lo...co!
八、疯子
我骑在银灰色的柔软的小银身上,身穿黑衣,胡子拉碴,头上又戴着顶小黑帽,样子大概很古怪。
我穿过几条后街去往葡萄园;粉墙在阳光辉照下白得耀眼。一群吉普赛孩子皮肤油亮,蓬头垢面,破袄下面裸露着紧绷绷的被太阳晒得黑黝黝的肚皮,跟在我们后面跑着,用拉长了的声音喊叫:
“疯子!疯子!疯子!”
……前面已是一片绿油油的田野,眼前展现着无限辽阔的天空,多么的湛蓝明净,犹如一派熊熊的碧焰。我神气十足地睁开双眼——任何烦嚣都不去理会!——静静地接受这无名的寂寥,接受这端居于无限地平线之上神圣而和谐的晴朗……
远处,高高的打谷场那边,还隐隐地断续地传来几声尖细、气闷而无力的喊声:
“疯子……疯……子!”