Volvió a mirar el sobre. Pues sí, la carta era para ella.
¿Pero quién la había dejado en el buzón?
Sofía se apresuró a sacar la llave y abrir la puerta de la casa pintada de rojo. Como de costumbre, al gato Sherekan le dio tiempo a salir de entre los arbustos, dar un salto hasta la escalera y meterse por la puerta antes de que Sofía tuviera tiempo de cerrarla.
—¡Misi, misi, misi!
Cuando la madre de Sofía estaba de mal humor por alguna razón, decía a veces que su hogar era como una casa de fieras, en otras palabras, una colección de animales de distintas clases.Y por cierto,Sofía estaba muy contenta con la suya.Primero le habían regalado una pecera con los peces dorados Flequillo de Oro, Caperucita Roja y Pedro el Negro. Luego tuvo los periquitos Cada y Pizca, la tortuga Govinda y finalmente el gato atigrado Sherekan.
Había recibido todos estos animales como una especie de compensación por parte
de su madre, que volvía tarde del trabajo, y de su padre, que tanto navegaba por el mundo.
Sofía se quitó la mochila y puso un plato con comida para Sherekan. Luego se dejó
caer sobre una banqueta de la cocina con la misteriosa carta en la mano.
¿Quién eres?
En realidad no lo sabía. Era Sofía Amundsen, naturalmente, pero ¿quién era eso?
Aún no lo había averiguado del todo.
¿Ysisehubierallamadoalgocompletamentedistinto?AnneKnutsen,porejemplo.
¿En ese caso, habría sido otra?
De pronto se acordó de que su padre había querido que se llamara Synnove. Sofía
intentaba imaginarse que extendía la mano presentandose como Synnøve Amundsen,
pero no, no servía. Todo el tiempo era otra chica la que se presentaba.
Se puso de pie de un salto y entró en el cuarto de baño con la extraña carta en la mano. Se coloco delante del espejo, y se miró fijamente a sí misma.
—Soy Sofía Amundsen —dijo.
La chica del espejo no contestó ni con el más leve gesto. Hiciera lo que hiciera
Sofía, la otra hacia exactamente lo mismo. Sofía intentaba anticiparse al espejo con un rapidísimo movimiento, pero la otra era igual de rápida.
—¿Quién eres? —preguntó.
No obtuvo respuesta tampoco ahora, pero durante un breve instante llegó a dudar
de si era ella o la del espejo la que había hecho la pregunta.
Sofía apretó el dedo índice contra la nariz del espejo y dijo:
—Tú eres yo:
Al no recibir ninguna respuesta, dio la vuelta a la pregunta y dijo:
—Yo soy tu.
苏菲再看看信封。没错,信是写给她的。但又是谁把它放在信箱里的呢?苏菲快步走进她家那栋漆成红色的房子里。当她正要把房门带上时,她的猫咪雪儿一如往常般悄悄自树丛中走出,跳到门前的台阶上,一溜烟就钻了进来。
“猫咪,猫咪,猫咪!”你是谁苏菲的妈妈心情不好时,总是把他们家称为“动物园”。事实上,苏菲也的确养了许多心爱的动物。一开始时是三只金鱼:金冠、小红帽和黑水手。然后她又养了两只鹦哥,名叫史密特和史穆尔,然后是名叫葛文的乌龟,最后则是猫咪雪儿。这些都是爸妈买给她作伴的。因为妈妈总是很晚才下班回家,而爸爸又常航行四海,很伊旬田苏菲把书包丢在地板上,为雪儿盛了一碗猫食。然后她便坐在厨房的高脚椅上,手中仍拿着那封神秘的信。
你是谁?她怎么会知道?不用说,她的名字叫苏菲,但那个叫做苏菲的人又是谁呢?她还没有想出来。
如果她取了另外一个名字呢?比方说,如果她叫做安妮的话,她会不会变成别人?这使她想起爸爸原本要将她取名为莉莉。她试着想象自己与别人握手,并且介绍自己名叫莉莉的情景,但却觉得好像很不对劲,像是别人在自我介绍一般。
她跳起来,走进浴室,手里拿着那封奇怪的信。她站在镜子前面,凝视着自己,的眼睛。“我的名字叫莉莉。”她说。
镜中的女孩却连眼睛也不眨一下。无论苏菲做什么,她都依样画葫芦。苏菲飞快地做了一个动作,想使镜中的影像追赶不及,但那个女孩却和她一般的敏捷。
“你是谁?”苏菲问。
镜中人也不回答。有一刹那,她觉得迷惑,弄不清刚才问问题的到底是她,还是镜中的影像。
苏菲用食指点着镜中的鼻子,说:“你是我。”对方依旧没有反应。于是她将句子颠倒过来,说:“我是你。”