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Sofía fue hasta la puerta y llamó. Se quedó un rato esperando, , pero nadie fue a abrir. Cuando giró cuidadosamente el picaporte de la puerta, ésta se abrió.
—¡Hola! —dijo—. ¿Hay alguien?
Sofía entró en una sala grande. No se atrevió a cerrar la puerta tras ella.
Era evidente que alguien vivía allí. Sofía oía arder la leña en una vieja estufa. De modo que tampoco hacía mucho tiempo que alguien había estado ahí.
En una mesa grande de comedor había una máquina de escribir, algunos libros, un par de bolígrafos y un montón de papel. Delante de la ventana que daba a la laguna había una mesa y dos sillas. Por lo demás, no había muchos muebles, pero una pared estaba totalmente cubierta de estanterías con libros. Encima de una cómoda blanca colgaba un espejo redondo con un marco macizo de latón. Parecía muy antiguo.
En una de las paredes había dos cuadros colgados. Uno, era una pintura al óleo de una casa blanca junto a una pequeña bahía con casetas rojas para barcas. Entre éstas y la casa había un empinado jardín con un manzano, unos arbustos tupidos y piedras salientes. El jardín tenía como un marco de abedules.
El título del cuadro era «Bjerkely».
Junto a ese cuadro colgaba un viejo retrato de un señor sentado en un sillón, delante de la ventana, con un libro sobre las rodillas. También aquí había una pequeña bahía con árboles y piedras al fondo. Seguro que el cuadro había sido pintado hacía varios centenares de años y el título del cuadro era «Bjerkely».
El que había pintado el cuadro se llamaba Smibert.
Berkeley y Bjerkely . ¿Curioso, no?
Sofía seguía mirando. En la sala había una puerta que daba a una pequeña cocina. Los cacharros acababan de ser fregados. Platos y vasos estaban amontonados sobre un trapo de lino, y en un par de platos se veían aún restos de jabón. En el suelo había una fuente de hojalata con los restos de comida. Eso quería decir que allí vivía algún animal, un perro o un gato.
Sofía volvió a la sala. Otra puerta daba a una pequeña alcoba. Delante delacama había un par de mantas formando un gran bulto. Sofía descubrió algunos pelos amarillos en las mantas. Ya tenía una prueba de verdad. Sofía estaba segura de que aquí vivían Alberto Knox y Hermes.
De vuelta en la sala, Sofía se colocó delante del espejo encima de la cómoda. El vidrio era mate y rugoso, de modo que la imagen que reflejaba tampoco era nítida. Sofía comenzó a hacer muecas, como solía hacer algunas veces en casa, delante del espejo del baño. El espejo hacía exactamente lo mismo que ella, no se podía esperar otra cosa.
苏菲走到小木屋的门前,敲敲门,但等了一会儿并没有人应门。她小心地转了一下门柄,门就开了。
“嗨!”她喊。“有人在家吗?”
她走进去,进入一个客厅,但却不敢把门带上。
这里显然有人住。苏菲听到柴火在旧炉子里发出哔哔剥剥的声音,显然不久前还有人在这里。
客厅里的一张大餐桌上放了一台打字机、几本书、几支铅笔和 一沓纸。面湖的窗前有一张较小的桌子和两把椅子。除此之外,屋里很少家具,不过有一整面墙都是书架,上面放满了书。一个白色的五斗柜上方挂了一面圆形的大镜子,外围镶着巨大的铜框,看起来已经是老古董了。
另外一面墙上挂着两幅画。一幅是油画作品,画里有一个建有红色船坞的小港湾,距港湾不远处有一栋白屋。船库与白屋之间是 一个有点坡度的花园,种了一株苹果树、几棵浓密的灌木,此外还有几块岩石。一排浓密的桦树像花环一般围绕着这座花园。画的题名为“柏客来”(Bjerkely)。
这幅油画旁挂了另一幅古老的肖像画。画的是一个男人坐在窗边的椅子上,怀中放了一本书,背景也是一个有树、有岩石的小港湾。这幅画看来像是几百年前画的,题名是“柏克莱”(Berkeley)。画家的名字叫史密伯特(Smibert)。
“柏克莱”与“柏客来”,苏菲心想,多奇怪呀!
苏菲继续勘查这座小木屋。客厅有一扇门通向一间小厨房。不久前这里刚有人洗过碗,盘子与玻璃杯都堆在一条茶巾上,其中几个碗杯上面还有几滴闪闪发光的肥皂水。地板上有一个锡碗,里面放着一些剩饭剩菜。这房子的主人一定养了狗或猫。
苏菲回到客厅。另外一扇门通向一间小小的卧室,里面有一张 床,旁边的地板上放着两、三条捆得厚厚的毯子。苏菲在毯子上发现几根金色的毛发。这就是证据了]现在苏菲知道住在这栋小木屋里的就是艾伯特和汉密士。
再回到客厅后,苏菲站在五斗柜上方的镜子前。镜面已经失去光泽,而且刮痕累累,因此她在镜中的影像也显得模糊不清。苏菲开始对着镜中的自己扮鬼脸,就像她在家中浴室里做的一般。镜中人也一如预期的跟着她的动作做。