Lección 8
VIII. Completa las oraciones con la forma simple o pronominal según convenga:
utilizar(se)
1. Se utilizaban; 2. Utilizó; 3. Utilizarte 4. Se utilizaban.
complicar(se)
1. Complicó; 2. Se complique; 3. Te compliques; 4. Compliquemos;
distinguir(se)
1. Distinguir; 2. Distinguir; 3. Se distinguió; 4. Se distinguieron.
estimar(se)
1. Estimamos; 2. Se estimaba; 3. Estimar; 4, se estima.
mezclar(se)
1. Se mezclaban; 2. Se mezclan; 3. Mezcles; 4. Mezclar.
IX. Traduce al español las siguientes oraciones:
1. Si ella quiere quedarse, pues que se quede. No vayamos a perder el avión por el capricho de una niña mal criada.
2. ¡Distinguidos invitados, brindemos por nuestro feliz encuentro!
3. Estimado señor, le escribo para agradecer los favores que he recibido de usted.
4. ¿Qué resultados se han sacado de los estudios de estos fósiles?
5. La conquista y la colonización provocaron la rebeldía de los indígenas.
6. Caminando por aquella inmensa extensión desértica daba la sensación de que nunca llegarías a ninguna parte.
7. ¿Serás capaz de distinguir a un español de un italiano?
8. Mi advertencia es que no utilices tantas palabras raras al hablar y escribir.
9. Los recientes descubrimientos arqueológicos vienen a complicar la teoría del origen del hombre.
10. Esta gente prefiere vivir aislada y no mezclarse con nadie.
11. Conocí a aquella mujer a través de unos amigos.
12. El descontrolado desarrollo industrial ha provocado graves desequilibrios en la Naturaleza.
XII. Pon el infinitivo en el tiempo y la persona correspondientes (Continuación del ejercicio XV de la lección 7):
Todos los que allí estaban permanecieron impasibles o, a lo menos lo intentaron, pues algunos no pudieron evitar una ligera contracción de los labios, reveladora de una indudable ira, y otros dejaron asomar a sus ojos oscuros un relámpago de odio.
Prosiguió el brujo:
“Cuando llore Isapí se acabarán los infortunios que padecemos.”
La ira iba creciendo por instantes entre aquella temible y dolorida gente.
“Isapí está maldita y trae la maldición y el llanto sobre nosotros” exclamó un viejo.
“Su corazón es de serpiente” decía una pobre mujer que gimoteaba.
Y así, poco a poco, cada uno iba lanzando sus palabras llenas de resentimiento contra el nombre de aquella joven que nunca lloraba. De pronto, una mujer pálida de ira, se puso en pie, y gritó:
“¡Hay que matarla!”
“¡Vamos!” gritaron muchos.
XIII. Rellena los espacios en blancos por artículos adecuados o la forma contracta de preposición y el artículo donde sea necesario (Continuación del ejercicio anterior):
Entonces intervino un viejo muy respetado por toda la tribu:
“No podéis matarla.”
“Sí podemos. La desgarraremos con nuestras hachas, la destrozaremos…”
“Se la ofreceremos a los cuervos.”
“No podéis matarla” prosiguió el viejo, “porque yo sé que si lo hacéis, serán mucho mayores las desgracias. Además, es la hija del cacique. No lo olvidéis.”
Las palabras del viejo llenaron de confusión a los más airados, que ya se disponían a convertir en realidad los propósitos de su atormentado pensamiento. Por un lado, el odio a Isapí y, por el otro, el miedo al poder del cacique y a los posibles males luchaban en el corazón de aquella gente, que terminó por desistir de su cruel intención.
Mientras tanto, Isapí había descendido de las rocas donde se encontraba, y marchaba a reunirse con los demás, pasando entre ellos sin dar la menor muestra de dolor o compasión. Atravesó los lugares donde las mujeres lloraban, ajena totalmente a su desgracia, y se encaminó a una explanada donde el cacique, su padre, se encontraba rodeado de los brujos y de sus más fieles y fanáticos servidores.